"Querida amiga que no dejas de
recordarme que no puedo ser madre, ¡basta ya! Te escribo para pedirte que te
vayas, que me dejes en paz. No eres buena compañía y no quiero atormentarme más.
No quiero seguir oyendo que no puedo ser madre, ¡ya lo sé! Lo sé, y voy hacer todo lo posible para aceptarlo. El cáncer se llevó mi fertilidad, si se la
llevo, y se llevó mis posibilidades de volver a ser madre. EL cáncer, por un
tiempo, fue el protagonista de mis días, preocupaciones y de mis lágrimas. Pero
ya se acabó, ya acabó todo mi tratamiento. Y ahora que puedo volver a la normalidad,
tú no me dejas en paz.
Pues te diré una cosa querida
amiga toca cojones, a partir de ahora no te escucharé. Hare oídos sordos a tus
palabras. Las cambiaré por otras más alegres. No puedo ser madre, lo sé y mi
abdomen me lo recuerda cada día, pero también me recuerda que he tenido que luchar
por vivir, y lo he conseguido. Que golpee al cáncer con todas mis fuerzas y
acabe con él. La victoria fue mía y ahora sé que puedo con todas las pruebas
que me ponga la vida.
Te llevaste mi plan de futuro y
por un tiempo he estado perdida, no encontraba mi sitio. Y me dado cuenta que si me queda algo después del cáncer.
¿Sabes que es? ¡LA VIDA! Me queda vivir,
y eso lo es todo. Así que cada vez que quieras joderme diciéndome que no puedo
ser madre te gritaré que puedo bailar, puedo reír, puedo llorar, correr,
saltar, ver crecer a mi hija, disfrutar de mi familia y amigos, puedo notar el
viento en mi pelo… ¡puedo vivir! Y vivir es mucho mejor que poder ser madre. Y te
lo gritaré hasta quedarme sin voz, te gritaré hasta que tu voz insignificante
desaparezca, hasta que te hayas ido muy muy lejos y ya no te recuerde. Y si con
mis gritos no basta, te aseguro que toda la gente que me quiere gritará junto a
mí. Gritaremos hasta que mi sonrisa y mi risa no te dejen lugar, gritaré y
gritaré todo lo que haga falta para alejarte de mí. Y sé que un día desaparecerás,
que no volveré a oír como intentas hacerme sentir mal, y eso significará que lo
habré aceptado. Eso significara que este capítulo de mi vida habrá acabado y
estaré preparada para escribir uno nuevo.
Así que vocecilla de mi interior
que no dejas de molestar vete ya. Esta será la última vez que te preste
atención, a partir de hoy ya no tienes permiso para hablar. Esto es un hasta
siempre, que ahora voy a vivir."
Y esta es la carta que le he escrito a mi voz interior que cuando menos lo espero aparece para recordarme mi perdida. Escrita por petición de mi psicologa para que acabe de sacar todas mis emociones retenidas.
Y, aunque son unas palabras muy personales para mi, las comparteo con vosotros porque el tratamiento psicologico tambien es parte del cáncer y, seguramente, la parte que mas cueste superar.